Presentación
Plebella, Biblioteca Nacional, Buenos Aires, Martes 8 de octubre 2013
María Alicia Gutiérrez
Agradezco a Romina la invitación para participar de la
mesa. Muy contenta de estar aquí presentando esta hermosa antología de los 25
números de la Revista Plebella. Como ustedes habrán visto la edición es muy
linda, sobria y atrayente. Romina Freschi, su directora, la organizó siguiendo
algunos criterios que permiten, si uno la lee completa y de manera tranquila,
sin urgencias, revisitar recorridos y diversos posicionamientos.
Si bien el libro me atrapó por todos lados, quiero hacer
una referencia a la relación política/arte que está condensada (entre otros
espacios) en los editoriales que Romina escribió en los 25 números. Editoriales
que no hacían más que poner la dimensión política del momento, enlazada con la
producción poética y marcando el contexto de producción.
Una primera pregunta podría ser: ¿Cómo alguien en un lugar preciso, puede percibir y pensar su mundo? El filósofo Jacques Ranciére lo llama el “reparto
de lo sensible” a la organización de un
espacio dado desde el que tenemos una percepción del propio mundo. De esta
manera vinculamos nuestra experiencia sensible, es decir la de nuestro cuerpo,
a una determinada inteligibilidad o sea, a un sistema de significaciones. Plebella intentó comprender las formas de
dominación y consenso y el cuestionamiento en el arte y la política.
La política no es la expresión natural de nuestra
naturaleza (como diría Aristóteles) pero tampoco es un espacio claramente
diferenciado de lo social (Hanna Arendt). La política es algo contingente, algo
que puede pasar cuando no se acepta el orden establecido. La política aparece
cuando hay desacuerdo, cuando se universaliza el conflicto. El consenso es el
fin de la política
La política es la democracia como
movimiento para emancipar la capacidad de cualquiera. La democracia no es sólo
una forma de gobierno o un modo de vida social, es sobre todo la práctica que
plantea una ruptura con la estructuración simbólica de la vida en común. Es la
búsqueda de una comunidad política heterogénea de sujetos singulares frente a
una comunidad cultural donde hay unos papeles y unas funciones establecidos.
Esta comunidad política se basa en la igualdad de los seres hablantes.
Todo ello nos lleva a la escritura como la configuración
de un campo sensible, un campo de la experiencia que colisiona con los anteriores. Es la forma
democrática de la palabra que rompe con las clasificaciones clásicas de las
artes. Y también la presencia del lector quien subjetivamente integra la obra
en su campo de experiencia.
Una poética del saber donde se identifica
el poder común del pensamiento con el poder de la igualdad, donde un sujeto con
su nombre propio marca lo que se compromete a soportar como suyo en el
territorio de la lengua y los pensamientos comunes. Esta es la condición
poética de la igualdad.
Asi Plebella, a través de sus editoriales, realiza una intervención
social mediante el ejercicio del lenguaje: escritura política y política de la
escritura: la bebé (el presente y la
historia), la quinta pata del gato y
la presencia de Cromañon; el culo, la
conmemoración de los 30 años de la dictadura militar y el ejercicio de la
memoria; ( el culo) te llueve, con el
encuentro y la apertura a la danza, el psicoanálisis, la filosofía, la religión
entre otras; la docena de facturas,
con referencias a las elecciones de 2007 y el avance de un proyecto regresivo
conservador en la ciudad de Buenos Aires y Plebella como un espacio para
reconfigurar y persistir en la utopía; la
desgracia, y el lugar de resistencia de Plebella en el aciago año 2009 para
el conjunto de América Latina; el número 20 la
fiesta, año 2010, en relación al bicentenario, el Mundial, la ley de
matrimonio igualitario ; la mujer,
diciembre de 2010, transformada en revista ecológica haciendo eco del cuidado
del medio ambiente; el aborto, negado a la ciudadanía de las mujeres y la
dedicatoria ( con cierta ironía) a la presidenta Fernández de Kirchner; el cocinero y su apertura a la poética
del interior del país con sus realidades; el
caballo, diciembre 2011, mostrando la distancia pero recordando el fatídico
2001 entre otras tantas muestras de ese entre
medio que se construye entre la palabra poética y el lugar desde donde
hablamos o mejor dicho, en Plebella, donde escribimos.
Poesía y mundo en estos editoriales que recorren el ritmo febril del
espacio temporal en el que habitamos, resistimos e intentamos cambiar en el intento de no ser capturados por las
lógicas hegemónicas.
Tenemos deseos y esperanzas y allí Plebella con nosotros en ese camino.
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