Notas leidas por Romina Freschi en la presentación de Plebella #20 en la Estación Alógena luego de la primera sesión de Reynaldo Jiménez
Bienvenidos
Gracias Reynaldo Jiménez. Gracias amigos.
Antes de empezar el intervalo quiero contar algunas cosas.
Hace más de 6 años, en este mismo espacio que entonces se inauguraba, presentabamos Plebella #1.
Hoy presentamos Plebella #20.
Para los que escribimos hace años, que una revista de poesía llegue a su edición # 20 sin estar relacionada con ninguna institución, y sin ser subsidiaria de un diario u otra publicación o de los suplementos culturales, parece un milagro, y mirando nuestra historia y nuestro esfuerzo, ciertamente lo es.
Alguien una vez la llamó “desguarecida”, y tomando esa palabra de quien vino, puede tener algún sentido. Pero Plebella no busca guarecerse, no busca protección, quizás le fuera necesaria pero en un punto no nos planteamos eso. Yo la llamo independiente, aunque creo que lo hago solamente por el esfuerzo de comunicarme, pero eso, lo cierto es que no alcanza.
Plebella en realidad es imposible. Eso me lo dijo Adrián Pedreira, hace años, y es cierto. Es utópica, anacrónica, difícil, esperpéntica, repleta, ambiciosa,incoherente, concreta, virtual, interespacial, artesanal, blah blah blah.
Plebella es imposible, y supongo que por eso existe.
Plebella # 20 también, como cada número lo fue hasta ahora. Y como cada número hasta ahora, plantea un desafío y un punto de giro.
Por un lado, en sí misma, el dossier de Reynaldo Jiménez marca un hito que no necesariamente será una rutina pero sí marca un poder y una elasticidad que refuerzan el ser imposible de Plebella: abordar largamente un autor deseado, inaugurar ese abordaje y dar el espacio necesario para que el resultado se despliegue, con múltiples colaboradores trabajando al mismo tiempo y con la obra presente.
Creo que es obvio para Plebella que este hito lo haya marcado Reynaldo Jiménez. Para mí personalmente y para muchos de los que escribimos hace años, la presencia de Reynaldo es inspiradora. Muchas veces he dicho que
En el libro que más leo de Roland Barthes dice que escribir es, entre otras cosas, también un acto de amor, en el sentido en el que cuando escribimos también hablamos de los otros que amamos, damos testimonio de ellos, los inmortalizamos. Lo dice sobre todo para la Novela, pero yo nunca pude pensar Plebella como un medio de comunicación, siempre la pensé como un objeto artístico, un espacio de creación, una obra, colectiva claro, pero artística en sí misma, siempre. Desde ese lugar, Plebella es también un lugar donde leer los autores que amamos, las cosas que nos gustan, que nos parecen interesantes.
Si bien esto que digo puede ser casi obvio, lo cierto es que solamente puedo decirlo ahora, después de haber transitado estos 20 números, y las elecciones que esos 20 números conllevaron. En ese mismo sentido, es importante para mí hoy después de estos 20 números, dedicarle todo el trabajo de estos años a mi mamá, que es ciertamente la persona que me enseñó a trabajar mucho por las cosas que quiero y a la que le debo toda mi fuerza de voluntad.
Por otro lado, y hacia el futuro, Plebella #20 marca también el fin de una etapa. Sin tener demasiadas precisiones todavía sí quiero decirles que Plebella #21 tendrá una mayor presencia virtual, esto es, vamos a trabajar más con contenidos en la página web, www.plebella.com.ar y esto implica también un cambio en el diseño concreto de la revista, en sus materiales, que serán en lo posible ecológicos, y claramente en todo su modo de producción. Pero la idea es la misma: seguir haciendo cosas.
Gracias Estación Alógena, otra vez, por ser nuestra guarida y nuestro hangar.
que siga la fiesta...
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